Castrillo
de los Polvazares es un pequeño pueblo situado en el centro
de la Maragatería. Se trata de un antiguo pueblo de arrieros
que ha conservado su aspecto original a través del tiempo.
Hace unos años el pueblo fue declarado Conjunto Histórico
Artístico, lo cual prohibe totalmente la modificación
de las fachadas de las casas. Además, en el caso de nuevas
edificaciones, éstas deben mantener el mismo estilo que las
antiguas.
La
principal particularidad de Castrillo es que, aparte de las casas,
el pavimento está también completamente empedreado.
Fijándose en los arcos de las casas es posible ver las fechas
de construcción de algunas de ellas, pudiendo encontrase
casas de finales del siglo XVIII en un asombroso estado de conservación.
Para
poder mantener intacto el estado del pueblo, se ha prohibido el
acceso de vehículos de no residentes. Para faciltar la visita,
se han habilitado varios aparcamientos en los alrededores del pueblo.
Las
casas maragatas que se pueden ver en Castrillo tienen curiosas particularidades
constructivas. En general, se trata de casas de planta baja y un
sólo piso con una gran puerta de acceso y pocas ventanas
al exterior. La finalidad de los portones era faciltar el acceso
de los carros de los arrieros, principal ocupación de los
habitantes del pueblo en los siglos XVII y XVIII. La vida transcurría
fundamentalmente en el interior de las casas por lo que toda la
distribución está orientada hacia el gran patio central
de la casa. En la parte interior las ventanas son más numerosas
y de mayor tamaño. Además, es habitual la presencia
de un gran corredor con balaustrada de madera orientado casi siempre
hacia el sur.
Los antiguos habitantes del pueblo llegaron a tener pequeñas
fortunas, fruto de las ganacias generadas por su trabajo como arrieros.
Su honestidad y honradez eran famosas, y esto supuso una estupenda
estrategia de "marketing" en la época. Debido a
esto, en algunas casas del pueblo es posible observar escudos señoriales
en las fachadas.
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